miércoles, 11 de julio de 2018


Confesiones

Te tengo en la penumbra.

En espiral, subir, bajar,
transformar,
imparable.

No,
no me haces falta.

Mi humedad lleva la esencia del “por si acaso”
Penumbra,
oscuridad.

Fingir que no y de tanto, no creer.
Tengo al día la vida y el olor a tierra,
                suficiente.

miércoles, 5 de julio de 2017

Transitorio, sucesivo.  
Camila Antón


Transitando en cinco pasos

Oscuridad

En algún lugar apenas nada
silencio sin silencio 
no es muda la oscuridad.
Entraña de mar profundo
líquido amniótico con sabor a sal y polvo de estrellas
ser para cuando tenga que ser.

Es el punto de partida lo sucesivo 
caer y caer o flotar y flotar emerger
nacer y morir o morir para nacer antes de antier 
ayer o cuando termine el mañana,
¿en dónde comienza el tiempo?
casi nada 
punto en la oscuridad.

De pronto me recorre el eco de un susurro en medio del vacío.
Soy sin saber qué o quién 
me percibo
me sumo me divido me resto me multiplico
soy.

Gotita de océano
Sirena o coral
Delfín o ballena
Caballito de mar
Un ave un árbol
Araña insecto
Un perro el gato
……………Soy
Soy humano por necesidad.

Envejecí antes de nacer en este cuerpo y esta piel.
Ojos ciegos muda voz 
duermen los sentidos
mientras me crecen los espacios 
y se acumulan los intentos
los engranes caen 
uno a uno 
en la máquina perfecta.

En el hilo neuronal van los porqué y los paracuándo
ventanas al infinito del pasado y del presente
punto inaugural del cierto futuro y su recóndito destino.

Llevo la huella por caminos azules.

Hipnótica la voz me dice duerme, duerme y
gira la rueda.

Tinieblas

El otoño transita en las hojas muertas y casi muertas.
El árbol se mece al viento y acuna el nido y el columpio
a lo lejos la marea viene y va con el perro que ladra y corre.

Trota un caballo con la risa en la montura
la inocencia que despierta duerme y sueña 
y sueña cuando duerme
acurrucada en el regazo del amor sin miedo,
la protección es la manta que abriga.

Comienza en la escuela el juego del que aprende
con la atención colgada en el árbol más allá de la ventana.
Comienza en la escuela el juego del que reprende
y de a poco a la inocencia se le caen las alas.

Amanece en navidad
después la primavera
el verano 
se va.

El otoño transita en la inocencia muerta y en las hojas muertas
la rebeldía galopa cuesta abajo en la montaña.
Es sólo que no entiendo el mundo en el que habito
y en la noche oscura me pierdo en las estrellas.

¿En los caminos azules está la huella? 

No lo entiendo
duermo y sueño despierta.

Transita la noche y el día
atrás queda el caballo el columpio y la montaña
el perro ha florecido al pie del árbol no lejos del rumor del mar.
Transita el día y la noche y yo transito
Es sólo que el mundo me habita
vive dentro 
me cabalga las venas.

Matices

De mármol blanco y grandes columnas el templo
iluminado levemente 
el piso a desnivel 
un círculo. 

Con la noche recostada en su cabello
el blanco de su atuendo reluce en la oscuridad
camina, danza, musita y empuja al viento con sus manos
pinta el cielo con agua de mar y al bosque con la intensidad de sus ojos
juega con sus verbos inventando versos
creadora, fabrica nomeolvides y parasiempres.
Musa
le siguen sus doncellas cubiertas de túnicas de nube.

Un reproche rompe el místico equilibrio
una ráfaga desgarra el aire
el cuerpo indefectible cae.

Caer caer o flotar y flotar emerger.

Los peces agitan sus múltiples colores
nadan de un lugar a otro 
frágiles bastos
sin dramas
el grande se come al chico 
y siguen
igual de vivos igual de frágiles igual de bastos.
Sucesivamente.

El bosque nace y muere en estaciones.
No hay dramas muere y nace y muere y nace
sucesivamente.

A mi cuerpo lo visten todos los pecados
y todos los dolores
la herida abierta en mi cabeza no sangra
están cerrados los caminos azules.

Desnuda camino en un templo de blanco mármol
y ella tiene la noche recostada en su cabello.

Sombras

En el horizonte se desdibuja el sol
las entrecalles juegan a las sombras
dorado el trigo desiste en su fulgor.

Los pasos recorren calles empedradas
acompasada la túnica marrón se mece,
transito.

El ruido de las sandalias al golpear las piedras es un canto vivo
los hilos neuronales del paracuándo y el porqué despiertan
tengo la huella en los caminos azules.
Paredes y escalones de piedra se elevan en muralla
a las afueras un valle se extiende
lo va devorando la noche que avanza.

Junto al pozo 
junto a otros me he descalzado, 
descanso.

Como un trueno surge su voz de la nada
Volteo 
nadie más que yo lo escucha.
Es la hora –me dice y tiemblo
(Es por mi cuerpo vestido de pecados)
Padre me confieso –le digo desde adentro.

Retumba en mis sienes su voz cálida y firme
entre tanto otros me azotan y me hieren.
Ya no hay túnica 
mis pies se arrastran
los escalones me golpean las espaldas
mis muslos sangran
me sangran las rodillas
los pies las manos me sangran.

Este cuerpo es ajeno no es mi cuerpo
es el recuerdo del dolor guardado,
su voz cálida me llama
yo no siento yo no soy
caer caer caer.

Luz

El piso a desnivel en círculo
bordeado por columnas blancas
las paredes son la bóveda celeste.
En la blanca calidez hay un silencio
que llena los espacios de vacío.
Estoy de pie y tiemblo
en este cuerpo sin frío sin miedo.

En mi sien su voz cálida y firme
murmura que el cuerpo sólo es cuerpo.
La llama es la luz del universo.

Del corazón como una vela encendida surge llama
me incendia 
ardo en ella 
me consume y no quema.

Los pecados son el cúmulo de tanto
todos míos pero son etiquetas.

La Musa empuja el viento con sus manos
un manto de estrellas es su pelo
al infinito lo que es del infinito,
susurra.

Danzamos como llamas entre el fuego
con el fuimos el somos y el seremos.

Místico equilibrio sin silencio 
el infinito me habita,
transitorio,
sucesivo.


Caer caer flotar flotar emerger.
Tenue

Tenue la línea al ras del voladero
el abismo es el vacio donde emerge
un valle colmado de espesura
densa neblina, línea al ras, la nada
entre el ser y el no ser está el que es

¿Qué hay más allá de la línea divisoria?

Hay en el no haber
vacios conjugados


Camila Antón

jueves, 11 de mayo de 2017

Otoño, un día.

El jardín tiene retoños florecidos abonados con palabras dulces y paciente espera,
las piedras del río dibujan círculos a los pies de los tronquillos encalados,
frondosos árboles dan sombra a sus huellas.

Al otro lado, el fuego consume las memorias que quedaron archivadas en su alcoba. El reloj de la pared es un timón, la casa un barco a la deriva.

Otoño, un día.

Hoy el alba se vistió de otra manera.
Se han detenido sus pasos, su risa está guardada en su equipaje,
ojos niños que se pierden en la incógnita.

Entre el humo de cigarro,
mal peinada deambula la certeza enfundada en bata blanca,
su voz es un trueno que confunde, su palabra es la llaga que traspasa,
siete motivos pintan de gris el horizonte.

Llueve, tiembla y pasa.
Acaba el temporal y todo acaba.
La vida tiene fecha de caducidad.
Pero no habrá sabanas blancas, ni pasillos solitarios,
ni mangueras que alimenten falsedad.

El día tiene sus extraños enredijos
hoy mamá vuelve a ser niña y la niña que ha crecido de su mano
es la madre que le ama y que le cuida igual que aquello de jugar a la casita.

Caricias detenidas en el tiempo, su risa, su voz, su rostro inexpresivo,
hay en sus ojos un dolor.

La frente que reposa en su frente le reza un padre nuestro
le finge la sonrisa y le canta y le cuenta tonterías,
le peina y le perfuma y a escondidas se muerde y se retuerce con sus lágrimas.

Corre el viento en la calle solitaria
entre hojas muertas que tapizan la impotencia.

Un día de verano ella dijo
–No quiero una tumba olvidada con flores marchitas,
quiero el sol y las estrellas y el arrullo de las olas.

Sus ojos muy abiertos buscan,
en sus labios una mueca se parece a una sonrisa,
es mi pecho el que ha dejado de latir.

Ella danza en el azul inmenso
alas al viento, vuela y danza por la eternidad,
yo tengo una caracola para escuchar su silencio
que se ha mezclado con el rumor del mar.
Abismos

Con trozos de fracaso hice montañas de múltiples abismos escarpados
y en la cumbre más alta un mar en donde nada el corazón desnudo.
No hay sol ni luna, la cima es posada eterna en la penumbra.

En dos niveles un jardín florece con los rescoldos del alma,
la rosa da por flores las espinas y lo mismo las hay rojas que amarillas
es para esta ira guarecida bajo los sueños en  la almohada.

Entre tus ojos y los míos nació un silencio colmado de palabras,
Qué odiado es el destiempo, qué odiada es la distancia,
hombro a hombro hay un abismo de por medio
y al filo de ese abismo estamos detenidos,
el horizonte es una línea que une el cielo con la tierra
y tú y yo somos dos líneas paralelas.

Ayer me vi al espejo con los ojos cerrados
en la punta de la lengua dormían mil promesas
entre los dedos la dicha tibia de la piel
¿acaso he muerto?

Hay un tren de memorias acunadas, un camino sin montañas,
se han ido la penumbra el mar la cima los jardines
más adentro el corazón descansa tendido al sol.

Más adentro
la piel morena irreverente de místico chaman se vuelve aire
me recorre, me devora y soy en éxtasis la carne de su carne
no hay fracaso no hay odio no hay ira
solo su piel que me navega y me bendice.

Meridiana luz se cuela entre mis parpados, me despierta.

El día florece.

martes, 21 de abril de 2015

Besos de agua

Te dibujo con gotas de rocío
para dar en tu nariz soplo de vida
crearte y contemplarte
majestuosa, cristalina.

Tu cuerpo es manso río
caudal donde navegan mil deseos
y así,  como si fuera travesura
te retengo en mi pupila
húmeda
y  te concibo eterna
y te recorro.

Besos de agua tiemblan,
dedos de agua
entibian la caricia.

El beso es llama, resbala
remolino entre el cuello y las aureolas
resbala…

El manso río es mar.

Dedosagua, aguaboca.

El corazón hace un concierto
para las sienes distraídas,
la voz-gemido canta
y en tu lengua
danza.


Camila Antón

jueves, 4 de septiembre de 2014

Acordes

Un piano acompaña al chelo en su tristeza,
se entrelazan las notas y vuelan,
el aire huele a lágrima
pero su voz es roca.

Meridiana la luz, se desdibuja;
piel viva de emociones muertas.

Eso a lo que llama cuerpo
es su sepultura.


Camila Antón